Ilusión, compartir, alegría, buen humor, risa, emoción, cariño, amistad, optimismo, quietud, paz, esperanza, equilibrio, relajación, orden y ahora quizá más que nunca: beso, abrazo, pareja, bebé o vida, ¿qué te parecen estas palabras? ¿qué te hacen sentir? ¿alguna de ellas es tu favorita? ¿quieres jugar al lenguaje positivo?
Dicen los expertos que el lenguaje que empleamos cada día influye tanto en el funcionamiento de nuestra mente como en el comportamiento de otras personas. Ello es porque las palabras y el lenguaje condicionan nuestra manera de percibir el mundo y las relaciones con los demás. Determinan nuestra forma de recordar el pasado, por lo que los momentos de alegría y felicidad se van sumando para así construir una vida más larga y saludable. Además, la historia de nuestro propio lenguaje, aquellas palabras que nos gusta pronunciar, cuyo contenido nos define y a las que somos fieles, impulsan las decisiones que tomamos sobre el futuro.
Luis Castellanos, autor entre otros libros de “La ciencia del lenguaje positivo”, sostiene que las palabras que pronunciamos influyen en nuestro comportamiento: “son energía y actúan en el cerebro, dejan huella física, cognitiva y emocional” De ahí que “cuantos más términos positivos pronunciemos, mayor será la propensión del cerebro a construir momentos felices”
Entre los beneficios que aporta el lenguaje positivo los expertos destacan:
- Mejora el funcionamiento cerebral; nos vuelve mentalmente saludables
- Favorece la autoestima, incrementando la motivación
- Reduce la rumia o pensamiento negativo interno
- Mejora la atención y la concentración. Potencia el mindfulness
- Promueve la creatividad
- Permite al cerebro construir momentos felices. La felicidad está en el presente
- Nuestras relaciones con los demás mejoran. La expresión en positivo hace que nos perciban de forma cordial
- Alargan nuestra vida y, por efecto contagio, la de los demás
- Favorece la asertividad, a partir de la comunicación eficiente y eficaz
- Nos ayuda a construir la afirmación, frase en la que expresamos nuestra definición como personas y nuestro objetivo vital
Cómo hablar en positivo
La buena noticia es que el lenguaje positivo se puede entrenar, de manera que podemos sumar poco a poco nuevas palabras, las cuales podemos ir usando, incorporándolas poco a poco a nuestro vocabulario. Desde el Coaching os invito a practicar un ejercicio, como es comprobar qué efecto tiene en vosotros y en los demás la utilización de los términos positivos, es decir, cómo resuenan primero en uno mismo y después en las otras personas, las nuevas palabras. En una reciente sesión de Coaching telefónico, la coachee recordaba a un familiar fallecido con el que había mantenido una relación algo tensa; sin embargo, cuando la invité a recordar los aspectos destacables de su tía destacó su lenguaje amable y dulce, “cada vez que se dirigía a mí me decía bonita o linda, también preciosa” A partir de este momento, Laura empezó a recordar escenas más amables entre ella y su tía. En este caso, el lenguaje ha contribuido a mejorar la imagen de la otra persona, a suavizar el recuerdo animoso provocado quizá por las tensiones existentes en la comunicación entre tía y sobrina.
Entrenar las buenas palabras constituye un ejercicio de primer orden para la práctica posterior del reconocimiento, esto es, darse cuenta de los aspectos positivos que hay en el día a día de cada uno. Autorreconocimiento y reconocimiento de los demás mediante un lenguaje en positivo, que mejora la asertividad y la empatía. Desde el Coaching te propongo otro ejercicio, mejor si es a diario: elegir tu palabra positiva.
Para ello te invito a que cojas lápiz y papel y escribas quince palabras que, bien por su significado, bien por su musicalidad al pronunciarlas, o porque te evoquen momentos felices, te produzcan un efecto positivo.
Seguidamente y a lo largo de la semana, selecciona una de ellas y escríbela en tu agenda, bien sea de papel o bien en el móvil. Y así toda la semana y la siguiente. Para completar el ejercicio, ve anotando aquellas acciones o aspectos que, a lo largo de la jornada, vayan enlazando con el significado que para ti tenga esa palabra. Por ejemplo, si escoges el término ilusión, puedes anotar que ese día has pensado dónde irás a vivir una vez que haya terminado la cuarentena, o también el hecho de que te hayas emocionado al escuchar en las noticias que alguien le ha bajado un poco de sopa a la persona sin techo que duerme en el portal.
¿Cuántos años duraré?
Como en la canción infantil para saltar a la comba, quién no ha pensado alguna vez cuántos años va a vivir; probablemente la respuesta nos gustaría que fuera distinta a la memorable frase de Mark Twain: “murió a los 27, pero lo enterramos a los 72”, ya que además de perdurar tenemos el respetable deseo de hacerlo de forma saludable.
Saludable consiste, según los expertos, en la “capacidad de tener más reserva cognitiva, emocional y física para potenciar la longevidad y afrontar el paso de los años”, esto es: llevar una buena vida de principio a fin y hacer posible el bienestar y las razones por las que uno desea estar vivo.
¿Acaso tu forma de vida te hace inolvidable? Luis Castellanos en “La ciencia del lenguaje positivo” propone identificar cuáles de las siguientes características forman parte de tu manera de vivir. Se halla posteriormente el porcentaje y se tiene un principio para empezar a mejorar:
- Tienes una sonrisa maravillosa, siempre preparada
- Miras a los ojos mientras hablas
- Das abrazos
- Das ánimos
- Tienes pasión e impulso para ayudar a otras personas
- Tratas a los demás con cariño y respeto. También a ti mismo
- Generas confianza
- Eres paciente e inteligente
- Posees capacidad de asombro
- Eres alegre y agradecido, entusiasmado con el día a día
- Eres independiente; la clave es el entusiasmo y seguir avanzando
- Te muestras abierto a nuevas ideas y posibilidades; nunca es tarde para empezar
- Buscas conocer bien a las personas
- Posees sentido del humor, empezando por ti mismo
- Eres una persona que entrena su atención, que sabe concentrarse
- Sabes agradecer, pues conoces por qué debes ser agradecido
- Tienes objetivos y voluntad para cumplirlos
- Haces ejercicio físico con regularidad. Caminas y también bailas
- De vez en cuando te tomas tu tiempo para reflexionar, o meditar
- Vives las emociones, todas ellas (alegría, tristeza, miedo, enfado y asco)
- Celebras alegrías y acontecimientos
- Te gusta saber cómo se sienten quienes te rodean
- Estás abierto a los hechos, incluso cuando ponen en duda lo que crees saber
- Tienes ganas de vivir
- Comes saludablemente, en un entorno agradable y en buena compañía
- Tienes una pasión que mueve tu vida
- Posees un corazón alegre; expresas tus emociones, sean las que sean
- Eres alguien receptivo, no decaes ante las exigencias del día a día
- Tienes un espacio abierto a la novedad, al desarrollo
- Tienes calor emocional en tu memoria, eres consciente de tus momentos felices
A propósito, Tsitsikamma es el nombre de un parque sudafricano que significa “lugar con mucha agua”. Es mi palabra de hoy; ¿cuál es la tuya?
¡Feliz Palabra Positiva! ¡Feliz Coaching!
Y recuerda que…
- Las palabras positivas determinan nuestra forma de recordar el pasado, lo que beneficia las decisiones que tomemos sobre el futuro
- El lenguaje positivo mejora el funcionamiento cerebral, lo que nos vuelve mentalmente saludables
- Términos como confianza, amistad, creer, disfrutar, esperanza, reír o ilusión favorecen la autoestima y aumentan nuestra motivación
- Algunos expertos recomiendan elegir las palabras que nos decimos, mejorar la forma en la que nos hablamos
- Tsitsikamma es el nombre de un parque sudafricano que significa “lugar con mucha agua”. Es mi palabra de hoy; ¿cuál es la tuya?
Comentarios
Publicar un comentario